Y peor los que tienen que aplicarlas, que tienen en sus manos el destino
del país, pero por “temores” a “fuerzas ocultas”, se hacen los babosos al
momento de aplicar la ley como corresponde.
Uno de esos es campaña anticipada, qué más se puede decir de lo
acontecido el fin de semana anterior, en donde la marea naranja salió a invadir
las calles, a vitorear al nuevo candidato presidencial del partido oficial, en
donde la vice y el séquito respectivo, así como otras autoridades que en las
elecciones pasadas estaban de un color de partido y ahora vestían también de naranja.
Un mitin de campaña descarado.
Aún hay temor o manipulación de “algo” que no permite que las leyes se
apliquen; otro ejemplo la ley de motoristas; ya me tocó ver un motorista con un
número de matrícula diferente en el chaleco y en el casco que al que
corresponde la placa. Y el resto que andan como zancudos metiéndose entre los
carros, arriesgándose a un accidente que les puede costar la vida.
O bien, ver aquellas noticias que agarran a un asaltante con
antecedentes de asesinato, violación, secuestro, que le aparecen como veinte
ingresos a la cárcel y al día siguiente lo dejan libre.
Ah, pero viene un guatemalteco honorable el cual por defensa propia
agrede a alguien o se pasa un semáforo en rojo o se queda mal estacionado, o se
lleva de corbata un motorista de estos irrespetuosos y resulta que se lo llevan
a él, lo encierran y tratan de aplicarle la ley con todo y agregados.