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viernes, 1 de agosto de 2014

EXILIO FORZADO


Noche larga, 
no podía dormir; José daba vueltas en su cama aún húmeda por la pasada lluvia que inundó su improvisada covacha en un asentamiento. En su mente pasaban tristes recuerdos, desde el día que la violencia le arrebató a su padre; quien todos los días salía a las cuatro de la mañana para vender pan, y donde los mareros le cobraron el “impuesto” respectivo, pero al no contar con dinero para brindarles lo asesinaron de un disparo.

La apesarada madre, Lucía; con la finalidad de alimentar el hogar y pagar el espacio que le alquiló una persona que se dedica a invadir terrenos para luego ponerlos en alquiler; consiguió dos trabajos que le daban lo suficiente para pagar alquiler y comprar algo de comida.

José no dejaba de pensar respecto a qué haría, ya que los mareros los tenían amenazados, de no denunciaran a los actores del asesinato de su padre, porque si no a ellos también los mataban, los empezaron a extorsionar; Lucía hacía lo imposible para conseguir dinero, las autoridades al ser un área peligrosa dispusieron dejar por un lado la investigación.

Fotografía: www.bbc.co.uk
Todas las noches José contemplaba como su madre derramaba lágrimas de impotencia, sin esposo y sin opciones de trabajo, en una vivienda improvisada y con José de apenas quince años de edad, un hijo al cual Lucía le quería dar todo lo mejor, pero la situación que estaban pasando no lo permitía.

Se acercaba la hora de levantarse, solo recuerda haberle dicho a su mamá; “vete con la tía yo estaré bien”.

Fotografía: www.ajuaa.com
José aún meditaba si confiar o no en “El Topo”, un recomendado de un vecino que podía llevar a su hijo a una vida mejor, donde podría trabajar y enviar dinero a Lucía. “El Topo” era un coyote, se llevaría a José a Estados Unidos a una empresa que maquilaba embutidos.

José se fue, dejó una carta a su madre donde le decía que la extrañaría, que la quería mucho, pero que tendría éxito. Desde ese día no se supo nada más de José, “El Topo” se perdió; solo recibió sus 25,000 quetzales por el “favor” de llevarlo y se desapareció.

Fotografía: www.elcomercio.pe
Cuatro semanas después en un furgón abandonado en el desierto, los cuerpos sin vida de 10 jovencitos, unos golpeados, las mujeres violadas pero todos sin vida, entre ellos el cuerpo de José.

El gobierno debe garantizar calidad de vida para evitar fugas forzadas del país al estar en un ambiente de incertidumbre para sus vidas.

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