Insistente y desesperadamente somataba con sus puños la delicada puerta de madera que no cedía.
De cada golpe a la puerta, solamente polvo salía.
Nadie le abría.
Sudaba y trataba de ver a todos lados ante esa oscuridad imperante.
La frustración y sorpresa de descubrir que había sido enterrado vivo.
R.H. Castañeda
#microcuento
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