ESOS ÚLTIMOS CINCUENTA METROS
A
ver querido runner y futuro runner; en mi percepción y opinión personal; lo
mejor de una carrera, más cuando es tu primer carrera, o cuando es una
distancia que nunca en la vida pensabas que ibas a recorrer; donde estas con
aquella ansiedad de que no sabes si las vas a aguantar, no sabes si ese banano
o fruta con miel que te desayunaste te asentará, no sabes qué pasará en el
trayecto que te espera, no sabes si esos sueros que te tomaste días antes te
habrán hidratado, no sabes y dudas de que tu cuerpo vaya a aguantar el trajín
que se deja venir; te dan ganas de ir al baño y ves aquella gran fila de espera
que piensas que te perderás el banderazo de salida o tu posición privilegiada por
haber llegado temprano a tu corral o punto de salida, esa salida donde nadie
llega a verte, donde encontrás a un mundo de corredores, donde todos hablan del
recorrido o de otras carreras donde han mejorado tiempos y hablando de la
dificultad de que la competencia que está por arrancar. Esto se queda atrás
cuando ya empiezan a sonar las notas del himno que te saca más de alguna
lágrima y da inicio la cuenta regresiva.
Pero
no, esto no es lo mejor; esos últimos cincuenta metros para llegar a la meta.
Sí, al arco ese con un reloj que va marcando un tiempo y con un montón de
anuncios de patrocinadores del evento.
Esos
últimos cincuenta metros que pensaste y no te creías que ibas a estar ahí.
Esos
cincuenta metros finales donde se viene a tu mente brevemente, esas horas de
entreno, esas lesiones que superaste, esos días de inactividad por alguna
dolencia o compromisos laborales o personales.
Esos
cincuenta metros finales por aquellos que te decían que lo ibas a lograr y los
que no pensaban lo mismo.
Esos
cincuenta metros finales de kilómetros recorridos, cuando antes ni cien metros
te animabas a caminar, mucho menos a correr.
Esos
cincuenta metros finales, donde ves la banda del marcador de tu chip, que es la
última; porque ya llegaste al final.
Esos
cincuenta metros finales donde el dinero, los gastos, todo lo que te pudo
suponer una pérdida económica, te llena de regocijo, satisfacción y
autorrealización. Te dices: “El dinero se recupera, el tiempo… NO”.
Esa
sensación de cruzar la meta y ver que has concretado lo que en algún momento
soñaste y dudaste en poder realizar.
La
gente aplaudiendo en la meta, mientras buscar alguien a quien abrazar por haber
logrado lo impensable.
Si,
esas lagrimas que recorren tus mejillas de la felicidad, sientes que se te sale
el corazón, vez a tu familia, a tus amigos a tus compañeros de equipo.
Es una celebración. Sí, lo lograste. Un sentimiento que no se puede expresar en letras, pero que solo un runner puede sentir.
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