Salieron a correr por toda la calzada Roosevelt, de
occidente al centro, saliendo de por ahí de un lugar de carnitas en la Colonia
Toledo. <Solo es de terminar el recorrido y no nos caería mal una buena
libra de carnitas y chicharrones> -le decía Jorge a Hugo.
Pasaban ahí frente al mercado “El Guarda”, antes de llegar
al Trébol. <Ojalá no nos vaya a “poner” (asaltar) ¡!> -Hugo bromeaba.
Pasaron con cuidado frente a la escuela tipo federación, ya
que los motoristas y camioneteros no le amagaban para pasar pegados a la acera
y llevarse lo que encontraran a su paso. Dispusieron no llegar hasta las
instalaciones de Seguridad Social de Pamplona, porque muy silencio. Así que
nada más llegaron a la pasarela peatonal, la subieron y por ahí retornaron para
seguir corriendo por la avenida Bolivar.
Iban tranquilos, hasta que pasaron frente a la mueblería en
donde aquella pareja le hizo al “chimisquiz” para protestar contra el gobierno.
Se rieron de esa ocurrencia.
Llegaron hasta el mero mercado del Amate. Le dicen así, ya
que según cuentan; antes estaba un gran árbol de amate, lugar o punto de
reunión de transportes donde adicional a los viajeros, era un punto de
comercio.
Por ahí aceleraron el paso porque ya estaba cayendo la
cálida luz del sol, y en lo que iban bajando la calle, dispusieron dejar el
menú de carnitas para otro día. Se iba asomando la fachada lúgubre e icónica
del Cementerio General.
<Bueno mi estimado, acá nos separaremos de nuevo. Y
regresaremos allá por las carnitas en otra oportunidad, lugar donde nos
atropellaron hace u par de años y tuvimos que despedirnos de este mundo;
mientras tanto ahorita a regresar a nuestros nichos para tratar de descansar en
paz otro año más>.
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