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sábado, 21 de septiembre de 2013

Y qué se hizo el pisto?


Pues resulta que doña Ely, a pocos días de llegar a fin de mes, se había quedado sin los últimos centavitos que le habían quedado del “gasto” que su esposo, don Tin le había dado para el mes. Preocupada, esperando a que llegara don Tin para decirle que necesitaba más dinero.

Mes a mes subsistían con el ingreso mensual del salario mínimo y ya no tenían de dónde sacar más dinero. Don Tin le tenía “contadas las costillas” con los gastos y así se la jugaban todos los meses, a gastar en lo necesario y llevar las cuentas claras de lo que se iba a gastar, para “no gastar en tonterías”; frase que don Tin repetía frecuentemente.

Llegó don Tin; y doña Ely como todas las tardes, lo recibió con una sonrisa, abrazándolo, dándole gracias a Dios que don Tin haya sobrevivido a la aventura del recorrido de su lugar de trabajo hasta el hogar; siempre recibido con su taza de café y no digamos la cena servida. Ambos agradecían que el poco dinero que tenían, era bien utilizado y no tenían deudas, todo bien controlado y sin gastos ocultos.

Un escenario real del cual debería aprender nuestro “des-gobierno”, en donde con los recursos de Guatemala, vivimos momentos de incertidumbre ante una propuesta presupuestaria que deja más dudas respecto a la buena administración de los fondos.

Un presupuesto que dicen supuestamente en qué lo gastarán, pero que nadie le da seguimiento o lleva la auditoría revisando que ese dinero se utilice para los rubros indicados. Lo terrible del caso es que hay gastos del año anterior que se han mantenido “fantasmas”; nadie sabe, nadie supo y nadie sabrá; pero aún sin tener esa claridad, resulta que vienen y lo incrementan.

El gobierno, antes de lanzar esta propuesta; debería aclarar los gastos que realizó el año anterior, que sean específicos y puntuales en indicar en qué se gastó y por qué. Deben de cuidar el endeudamiento, dicen que la deuda se debe por las necesidades del pueblo; pero lo que no dicen es que no alcanza el dinero por el abuso de los corruptos, por eso es que no alcanza, porque se pierde misteriosamente y nadie da cuenta.

Ante todo transparencia, ética y responsabilidad. Como ciudadanos que pagamos impuestos exigimos cuentas claras y no más deudas para nuestras futuras generaciones.

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